El Señor Jesucristo y el Antiguo Testamento

RSO.- 17/03/2024.- Por: Pastor Jhon Varela / Una de las realidades más decepcionantes de mi vida es cuando visito a pastores y líderes cristianos que me dicen que no siguen ni creen en el Antiguo Testamento. Ignoran por completo el hecho de que nuestro Señor Jesús se puede encontrar a lo largo del Antiguo Testamento. Dirán que creen en la Trinidad, pero no saben absolutamente nada al respecto. Cuando les he mostrado en la Biblia dónde un Jehová Dios está hablando a otro Jehová Dios, se quedan sin palabras.

Las Escrituras revelan la presencia de nuestro Señor Jesús y el papel que tuvo en nuestra salvación, incluso antes de la fundación del mundo. Dios nos dice en 1 Pedro 1:18-20, “Por cuanto sabéis que no fuisteis redimidos con cosas corruptibles, como la plata y el oro, de vuestra vana conducta recibida por tradición de vuestros padres; 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 el cual ciertamente fue predestinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en estos postreros tiempos por vosotros.”

Nuestro Señor Jesús se encuentra a lo largo de la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. Es por eso que Dios nos dice en Apocalipsis 19:13, “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS”. ¡Qué asombroso es eso, que toda la Biblia se puede ver el Verbo de Dios!

Luego Dios nos dice que nuestro Señor Jesús también se encuentra en el primer versículo de la Biblia, Génesis 1:1, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. El Nuevo Testamento identifica quién es el Creador en el Evangelio de Juan 1:1-3, “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. 2 El mismo era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por él [el Verbo]; y sin él [sin el Verbo] nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”

¿Quién es el Verbo? Juan 1:14 aclara esto: “Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Esto por supuesto se refiere al nacimiento físico de nuestro Señor Jesús en Belén.

Y no solo estuvo presente nuestro Señor Jesús   antes de la fundación del mundo cuando nos redimió con Su preciosa sangre,  sino que el hecho es que Él SIEMPRE, ESTA EN LA ACTUALIDAD EN TODAS PARTES, EN TODO MOMENTO. Está escrito que nuestro Señor Jesús vive en la ETERNIDAD.

“Porque así dice el alto y sublime que habita en la eternidad, cuyo nombre es Santo; Yo habito en el lugar alto y santo, también con el que es de espíritu contrito y humilde, para vivificar el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los contritos.” - Isaías 57:15

El texto y Salmo del Antiguo Testament citado con más frecuencia en el Nuevo Testamento es el versículo mesiánico del Salmo 110:1. Pero eso no es todo. El versículo 4 del mismo Salmo recibe casi el comentario de un capítulo completo (Hebreos 7:11–28). Claramente, los apóstoles y profetas vieron este Salmo Mesiánico como muy significativo para su comprensión del estado eterno de nuestro Señor Jesús, la segunda persona de la Tri-Unidad de Dios.

Haríamos bien, entonces, en considerar cómo este Salmo presenta a nuestro Mesías a quien adoramos como nuestro Creador y Salvador.

David escribe acerca de Un Señor hablando a OTRO Señor en Salmos 110:1–3, “Dijo Jehová a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 2 El Señor enviará desde Sion la vara de tu poder: domina tú en medio de tus enemigos. 3 Tu pueblo estará dispuesto en el día de tu poder, en las hermosuras de la santidad desde el vientre de la mañana: tú tienes el rocío de tu juventud.”

El Salmos 110 es Mesiánico etiquetado como “Un Salmos de David.” Pero quizás en ninguna parte la autoría de David es más significativa que aquí. Es significativo porque David era el rey y “señor” humano de Israel, sujeto a Yahweh, por supuesto. Y, sin embargo, aquí en el versículo 1, David se refiere a otra persona como su "Señor", alguien distinto de Yahweh:

El SEÑOR [hebreo, Yahweh] dijo a mi Señor [hebreo, Adonai]: Dos nombres para Dios en el Antiguo Testamento. Un Jehovah hablando con otro Jehovah. “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”.

Dios se refiere a nuestro Señor Jesús a lo largo del Nuevo Testamento, y especialmente esta declaración del Rey David en el Salmo 110. Leemos en Mateo 22:43: “Él les dice: ¿Cómo, pues, David en espíritu le llama Señor, diciendo?” Dios nos está diciendo en el Libro de Mateo del Nuevo Testamento que David estaba hablando bajo la inspiración del Espíritu Santo. David estaba escuchando una conversación entre dos personas. El SEÑOR conocemos. Pero, ¿quién es este otro Señor a quien Yahweh invita a sentarse a su diestra? ¿Alguien a quien incluso David se refiere como “mi Adonai”?